Dos paseantes que en ese momento cruzaban el puente, se pararon a seguir el envite haciendo comentarios que no logré entender mientras el pescador de cucharilla se quedó estupefacto viendo como tiraba y saltaba la trucha en el sitio por el que él acababa de pasar escasos minutos antes.
Pensé en la cara que iban a poner los tres cuando vieran que devolvía la captura de nuevo al agua y sonreí..... sonrisa que duró poco, pues en una de las volteretas la trucha logró zafarse del anzuelo y entonces deberíais haber visto mi cara... ;-) ;-)
El resto de la jornada trascurrió con las normales pequeñas capturas.