Efectivamente el río venía muy alto (que no os engañen las fotos, en la mayoría de las zonas cubría por el pecho con una corriente endiablada) y el agua gélida por lo que tuve que patear mucha orilla buscando zona dónde poder meter las ninfas, único señuelo con el que poder engañar a alguna trucha.
Durante las dos primeras horas no dieron señales de vida, pero a las 12,30 empezó a salir el sol entre nube y nube y se animó la pesca, eso sí, trabajando mucho y buscando las capturas en los pocos sitios donde poder lanzar.
Siento que la calidad de las fotos no sea del todo buena, pero una caída ha hecho que la cámara se resienta.
Espero que os gusten.
Al fondo el Teleno, lloviendo sobre nieve